La
identidad cultural supone un conjunto de valores, orgullos,
tradiciones, creencias y formas de comportamiento que constituyen
pilares que sostienen el sentimiento de afinidad de un grupo social.
No
obstante, la identidad nacional está basada en el concepto de nación,
un sentimiento de pertenencia a una colectividad histórico-cultural
caracterizada por el idioma, la música, las costumbres y la visión del
mundo, entre otros.
La
cimentación de la identidad nacional paraguaya es la consecuencia de un
extenso proceso de un colectivo de espíritu libertario, con acento en
la independencia y en la autodeterminación, entrelazado con la lengua
vernácula.
Indoblegable en su determinación, pero vulnerable al trato gentil, respeta a los justos.
Superó
el maltrato colonial, se liberó de la dependencia foránea, realizó
supremos esfuerzos para adecuarse a los tiempos modernos, defendió con
fiereza su soberanía e independencia y se cubrió de dignidad en Cerro
Corá.
Semejante
a los vecinos de la región, con quienes comparte afectos e intereses
comunes, pero diferente por sus vínculos raigales que abreva en el
guaraní, exige respeto a sus legítimos derechos constantemente
violentados por la mala fe.
Sus
empresas hidroeléctricas más productivas no las puede aprovechar por la
apropiación indebida de la producción generada por las usinas
condóminas. Toda la fabricación de la energía eléctrica, excepto una
mínima porción, sirve en exclusividad para el consumo, desarrollo y
bienestar de sus ocasionales socios.
Mediante
un torcido contexto, ideado sutilmente para desviar el objeto y el fin
de los acuerdos, que divide en partes iguales la energía producida, son
derivadas obligatoriamente hacia la Argentina y el Brasil la
electricidad paraguaya a una tarifa ínfima. La ANDE tiene prohibida la
venta de su hidroelectricidad excedente a estos mercados a un precio
justo.
De
igual modo, la misma entidad estatal no puede disponer de la mitad de
la energía adicional a la garantizada de Itaipú de bajísimo costo. Todo
ello con la complacencia de unos pocos, acomodados oficialistas de
turno, prósperos funcionarios.
Al
respecto de los que se omitieron contrariando los altos intereses
nacionales, políticos incapaces de exigir un acuerdo paritario, cabe
recordar al gran Eligio Ayala.
![]() |
Dr. Eligio Ayala. Imagen extraída de google image. |
El
ilustre estadista pareciera que se refería en sus reflexiones,
redactadas en el año 1915, a estos seres extraños a la identidad
nacional:
“En
un mar flotante de pasiones y apetitos, sin principios directores, sin
sistemas, sin conocimientos, sin brújula, la intervención del Estado en
la esfera económica se ha convertido en un oportunismo de detalle, de
expediente, al día, que libra la economía nacional al capricho de los
intereses particulares pequeños del presente¨.
Don Eligio seguía repitiendo como para no olvidar:
“No
se respeta el mérito, no se desprecia el vicio, nadie se indigna
sinceramente contra la injusticia, nadie es justo. Los culpables pierden
la conciencia de sus faltas, los hombres virtuosos, el pudor, y los
partidos su nobleza”.
Al
final, al referirse a las asociaciones políticas, concluía: “Buenos y
malos viven en cada partido en una camaradería hipócrita, sin
sinceridad, sin confianza recíproca, sin gratitud, sin generosidad. El
interés los divide y los une y reconcilia sucesivamente”.
En
las reflexiones del paraguayo doctor Eligio Ayala, apasionado
constructor de la victoria chaqueña, se aborrecen a los viciosos que
corroen la identidad nacional trabajosamente conseguida a lo largo de
una azarosa historia.
Indebida. Sus empresas hidroeléctricas no las puede aprovechar por la apropiación indebida de la producción de las usinas condóminas.
Obs: este artículo fue publicado en Abc Color (sin la imagen de Eligio Ayala) en fecha, 14 de octubre de 2012. Ver aquí.
(*) Autor de los libros: “Itaipú, una apropiación indebida” e “Itaipú, una victoria bien brasileña”.
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