viernes, 28 de septiembre de 2012

LA - CIUDADANÍA - PARAGUAYA - Y - LA - NECESARIA - DEMOCRACIA - PARTICIPATIVA

Escribe José A. Valenzuela Fernádez
Consultor educativo y estudiante de la Maestría en Sociología

Existe ciudadanía en el Paraguay, el problema radica en que es escasa y es débil. Hay algunas personas que tienen claros sus derechos/obligaciones y participan en los espacios de expresión que proporciona la democracia paraguaya, aún de muy baja intensidad y calidad. Resulta evidente que la mayoría de la  población sigue indiferente ante los abusos de poder y mal desempeño de gran parte de los funcionarios/referentes en los poderes del Estado y de sus instituciones dependientes.

Imagen extraída de google image
En este momento, analizaremos aspectos de lo actuado por el Poder Legislativo dado que éste posee mayor poderío e influencia en la vida nacional paraguaya. Si nos ponemos a pensar en la historia reciente de nuestro país desde los llamados "After office revolucionarios" hasta la fecha, encontraremos que aquella incipiente manifestación de repudio e indignación hacia los exponentes de la política local -politiquería nacional-, quedó discontinua, para no decir en la nada. En aquella ocasión, finales de mayo, se evitó que el Congreso Nacional destinara Gs. 150 mil millones para operadores políticos del Tribunal Superior de Justicia Electoral (TSJE). Tal parece que nuestros "representantes" no se quedaron con los brazos cruzados y buscaron otras alternativas de financiación para sus campañas electorales con miras al 2013.

Y nada más por mencionar tres sucesos de capital importancia para la ciudadanía paraguaya, tenemos: 1) La postergación hasta el 2015 del desbloqueo de listas electorales; 2) La voluntad popular ultrajada con la destitución express, poco legal y poco legítima, del presidente electo en comicios generales, Fernando Lugo; y 3) El rechazo del proyecto de ley para la concreción del necesario Metrobús.

En primer término, la imposibilidad de elegir y votar genuinos representantes se hace patente en las listas sábanas. El actual Congreso Nacional es uno de los peores de todos los tiempos y quizás el más pernicioso para los intereses de la república. En tal sentido, la postergación del desbloqueo de listas electorales, garantizará otro parlamento carente de representatividad para la ciudadanía que deplora la dinámica clientelar y prebendaria del sistema de partidos políticos. Las elecciones del 2013 todavía serán dominadas por los dos partidos tradicionales conservadores, la Asociación Nacional Republicana (ANR) y el Partido Liberal Radical Auténtico (PLRA). Y siguiendo a éstos muy de cerca, el partido de la Unión Nacional de Ciudadanos Éticos (UNACE), por la similitud compartida con los citados, en cuanto a prácticas clientelares y prebendarias.

En segundo término, la manera en que se destituyó al legal y legítimo presidente, electo para el periodo 2008-2013, demuestra el absoluto desprecio de los parlamentarios hacia la voluntad popular expresada en las urnas. No no voté por Lugo, aunque sí recuerdo que en la papeleta estaba muy claro quien se postulaba para Presidente y quien para Vice-presidente, en la Lista 6 de la "Alianza Patriótica para el Cambio".

Sí, la figura del juicio político existe, aunque se la utilizó de manera, como mínimo, "forzada" e irregular. Se apuraron los tiempos políticos para destituir a Fernando Lugo, avasallando sus derechos constitucionales al debido proceso y la defensa.

Sí, la Constitución Nacional y las leyes electorales establecen que en caso de ausencia o destitución del Presidente, corresponde al Vice-presidente asumir la primera magistratura. Lo grave esto, es como se manipuló lo jurídico para hacer primar intereses de un sector de la política en detrimento de todo un pueblo que consensuó, a través de elecciones generales, a su representante en el Poder Ejecutivo.

No se puede justificar un proceder tan escueto en la destitución de un presidente electo. Esto da la pauta que hay celeridad para los intereses politiqueros y no para los intereses de la ciudadanía. Para muestra dos casos: 1) La aprobación del Impuesto a la Renta Personal (IRP), un impuesto que formaliza la economía paraguaya y propicia la igualdad, el cual fue promulgado con el pacto entre el nuevo presidente y el Congreso, luego de continuas postergaciones. 2) Las garantías para inversiones en Infraestructura, Educación y Salud, por fin pudieron lograrse con la también reciente aprobación del Fondo Nacional de Inversión Pública y Desarrollo (FONACIDE). Para todos estos ítems se esperó desde el inicio de la "transición hacia la democracia"; y para la destitución de un presidente legal y legítimo, fue suficiente 24 horas. Los logros ciudadanos antes mencionados, fueron posibles después de innumerables intentos, aunque desde la perspectiva parlamentaria, ahora responden más que nada al desesperado intento de blanquear su imagen para las elecciones que se acercan.

Y en tercer término, el rechazo en la Cámara Baja del préstamo de US$ 125 millones del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) para el necesario Metrobús fue atentar directamente contra cientos de miles de ciudadanos que son condenados a viajar en autobuses en pésimo estado, pasando por verdaderas odiseas para llegar a tiempo a sus lugares de trabajo. Los intereses particulares fueron nuevamente antepuestos a los intereses generales con graves sospechas de sobornos, ofrecidos supuestamente, por los "empresarios del transporte".

En conclusión, podemos decir que en ninguna de las tres situaciones mencionadas, la población paraguaya se manifestó masivamente y con la intensidad requerida para hacer valer sus legítimos derechos a tener  representatividad en los diputados y senadores. Los intrascendentes "plagueos" en las Redes Sociales como Facebook y Twitter, no tienen todavía el impacto necesario para reproducir ciudadanía participativa, mucho más allá de lo virtual. Es por esto que los After Office Revolucionarios fracasaron y se requiere una versión 2.0 de esta modalidad de participación para ir generando ciudadanía comprometida con los cambios que el país anhela y para ello, el conformar alianzas con diversas asociaciones civiles, es más que nunca urgente.


José A. Valenzuela Fernández
Asunción, miércoles 26 de setiembre de 2012

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